miércoles, 15 de julio de 2009

Otoño Literal


Te encontré tan pálida, tan reposada, ese día tuve el presentimiento de que entre tú y yo nada pasaría. He aprendido a reconocer en tu mirada, los días en los que de mi no quieres nada saber.

Y de reojo voltee a mirarte, lucías hermosa como siempre, con tu camisa rayada tu tez lucía más blanca que de costumbre. Pero, no respirabas no me mirabas, te encontré indiferente, pues esta vez nada me pedías. Ese día no logré arrancarte ni un suspiro, me veías nerviosa, apurada, y te mantuviste seria, en silencio. La ansiedad estaba acabando conmigo, solo necesitaba hablar para sentirme aliviada, pero tú no me ayudabas a sacar todo lo que mi alma quería decirte, pues callada siempre estuviste, respetando mi privacidad y mi soledad. Te quedaste inmóvil y ni oportunidad de explicarte mi sentir me diste. Primero creí que estabas enfadada conmigo, después te mire con detenimiento y vi que no había en ti ese brillo característico de las de tu tipo.

Fueron muchas las horas que te estuve contemplando, la angustia se iba acrecentando, te tome tantas veces entre mis manos, creyendo que podía removerte alguna fibra. Inquietante era lo que estaba ocurriendo. Será que el amor se esta acabando, ¿por qué esta vez no quieres hablar conmigo?... y tu, seguías serena e impoluta con apacible semblante, me alejabas de tu lado.

Mientras, yo sentía escurridizos los minutos, como las representaciones de los relojes en los cuadros de Dalí. Trate de calmarme, pues nunca se trata de hacerlo a la fuerza, trate de contenerme las ganas pero era imposible, una opresión invadía mi pecho. Eran tantas las cosas que quería decirte y no encontraba la mejor manera para hacerlo.

Y tu, seguías allí, siempre tan comprensiva esperando a que la calma llegue a mi, tu, siempre discreta esperando a guardar mis secretos, tu siempre mi fiel amiga esperando mis historias y mis efímeros sueños.

Y este día en cambio que quiero compartirte mis memorias, te muestras con desdén de diva, fría e indiferente.

Hay días en los que nos volvemos más amigas, hay días en los que me escuchas más que de costumbre, hay momentos en los que no puedo despegarme de ti un instante y otros tantos como hoy en el que me pides lo más doloroso, que me vaya, que tome aire, pues no te sientes con ganas de escucharme.

Añoro los días que tenemos charla amena, soy toda manos sobre ti y mis pensamientos se vuelven tuyos. Tejemos verdades a medias con mentiras reales para después fundirnos y volvernos una sola en el placer del oficio.

Yo solo te pido muchos de los días buenos, no me hagas creer que lo nuestro se ha acabado, pues sabemos bien que no hay peor trauma para el que gusta de escribir, que tener una hoja en blanco sabiendo que hay tantas cosas que se quieren decir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso Lilli no debemos dejar enfriar a la pluma porque se le puede secar la tinta, este oficio de escribir hay que fomentarlo y obligarlo a fluir.
Verónica

Anónimo dijo...

Lilian amiga, que bonito este romance. Espero que ahora tengas más tiempo para un noviazgo con la creatividad y la literatura, te lo mereces..., sin descuidar a tu novio guapo.
Te mnado un abrazo y te deseo muuuucha suerte!
rosa

Anónimo dijo...

Amigas y hermanas de letras! Muchas gracias por los comentarios y la buena vibra. Efectivamente Vero, debemos seguir en este hermoso oficio y seguir esta "disciplina" de escribir y escribir, aunque ya sabemos que para que esto fluya no hay otra más que leer y leer.
Rosa, que bonitas palabras, ahora si que...vengan las cosas como vengan y pase lo que pase, aqui tendré a mi "amante" (la escritura) mejor cuidado y prestándole mayor atención! Muchos besos y caramelos para ambas y para las otras chamaconas TAMBIEN:) Lil