viernes, 27 de marzo de 2009

PREPARANDO EL TRABAJO

Preparando el trabajo???
Bueno divirtiendonos con los preparativos del trabajo



GRACIAS


Querida gente que nos lee, me es muy grato informarles que, el Taller Literario se ha convertido en un proyecto ambicioso, mi amigo el destino nos ha reunido.

Este pequeño grupo de mujeres locas desquiciadas, con el único interés de vivir intensamente, de ser por ser, de proyectarnos como somos, con nuestros defectos y virtudes, de escribir para mostrarnos, para gritar que se puede.

Mujeres unidas, compañeras, amigas, cómplices, sabedoras que los hombres son nuestra otra mitad, que los queremos, los necesitamos, los amamos.

Ayer fue una noche especial, hicimos una segunda lectura de textos:

“Ya se que lo Sabes, pero deja que te lo Cuente”
En el Chuky Lounge de El Dorado

La gente que nos acompaño, salió contenta y satisfecha de escucharnos.
Gracias a todos los que estuvieron y esperamos que la próxima vez, si tú que me lees no fuiste, nos acompañes.

Quiero dar un reconocimiento especial a Lillian que nos abrio el espacio, mujer trabajadora y perteneciente al grupo de las desquiciadas.
Margarita nuestra maestra.
Rosa nuestra directora de escena.
Las que restamos mujeres entuciastas.

Nuevamente gracias

viernes, 20 de marzo de 2009

SOY BRUJA


Las brujas perseguidas y desprestigiadas, no tienen alas como las hadas, habemos brujas enmascarada
Mi padre es el Sol, mi madre es la Luna, con la Diosa Tierra soy una.
Soy bruja, pagana, de espíritu impetuoso, me inclino ante el fuego.
Yo quiero mi esencia bruja, la respeto, la fomento, es mi intuición, mi desasosiego, mi alegría, mi insensatez continua.
Soy bruja de sombra y de luz.
Con mis hechizos, convierto en sapos a mis enemigos.
Vuelo en mi escoba por parajes desconocidos.
Soy bruja, me congratulo de serlo.
Soy bruja tenme miedo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

EL CABALLO ELECTRICO


Eran las tres de la mañana, la tormenta de aire y truenos hacia cimbrar los vidrios, el murmullo de las hojas secas en su vaivén… y de cuando en cuando, se oía el golpear de algo, no podía definir de donde venia, ni que era, fue a ver a los niños, estaban dormidos, los arropo, salió del cuarto esperando oír los golpes, busco por toda la casa sin encontrar nada, regreso a su cama.
Hacia menos de un mes se habían cambiado a esa casa, nueva, amplia y bonita, tenia un enorme patio descuidado, con piedras, palos y escombro regados.
El dueño la había construido años atrás para su familia, nunca la habitaron, la esposa murió en un accidente. Ahora se había animado a rentarla.
Todos los días rezaba un Ave Maria por esa mujer que no logro estrenar su casa, la sentía por ahí observándola, molesta por disfrutar lo que fue construido para ella.
Apenas se había acurrucado en la cama, cuando se oyeron de nuevo los golpes, se levanto como resorte, al poner los pies en el suelo se dejaron de oír, nerviosa, irritada, deambulo unos minutos, esperando se escucharan de nuevo y nada; regreso a la cama, como maldición, empezó el ruido, desesperada después de varios intentos por encontrar el origen de el, su paciencia se acabo, mujer de carácter intrépido y curioso, acostumbrada a resolver las cosas, porque su esposo viajaba gran parte del tiempo, seguido los problemas le tocaban sola, como ahora, que en medio de la noche buscaba un maldito ruido que no la dejaba dormir.
Se asomo por todas las ventanas, era una noche medio nublada, iluminada por la luna llena, los árboles semejaban elegantes bailarinas, interpretando la danza y el canto del viento, pero del origen del ruido nada.
De vuelta en su cama y decidida a dormir se acomodo pensando en la difunta, tal ves ella malhumorada, dirigía esa puesta en escena de la luna llena, la tormenta de aire, los truenos y relámpagos sin que llegara la lluvia, los golpes… ¡los golpes! ¡el ruido de nuevo! y ahora mas seguido, decidida a dar con él, pensó - seguro en el techo de la casa, hay algún palo o fierro, o piedra o algo que esta golpeando- salió vestida con su camisón largo, se encamino hasta la reja, la trepo para alcanzar la barda y luego el techo, el viento le revolvía el pelo, el camisón se pegaba a su cuerpo, al poner la rodilla en la azotea vino a su mente, la historia de la casa, la mujer muerta y lo que pensaba cuando veía películas de terror.
-¿A donde va esa bruta? ¡A que la maten! Si será imbécil-
Pero ya estaba ahí, tomo aliento y dio manos a la obra, arrojo al suelo todo lo que encontró suelto, no dejo nada.
Bajo con cuidado, segura que había terminado con su pesadilla, apenas se metió en la cama, el golpeteo empezó, arrecio y termino en un estruendo. De un brinco quedo pagada a la pared, tardo en tranquilizarse unos segundos, tomó valor corrió a la puerta del patio, la abrió, y observó atónita la fuente de su intranquilidad. “El caballo eléctrico”, una pintura rara, de un caballo amarillo, sobre un fondo negro, que habían colgado en la pared de la terraza del patio, tirado en el suelo, ya roto, el aire gano, después de tanto bamboleo, lo derribo.
Un Ave Maria por la difunta y a dormir por fin.


Escrito por. Verónica González M.

lunes, 16 de marzo de 2009

GRITA



Escuchó aquel grito y se levantó asustada. Con la precisión silenciosa de las cuatro de la madrugada, identificó que procedía de la cama vecina. Era femenino, agudo y largo, al que siguió con voz firme de soprano, un rotundo, AAAYYY!
De nuevo el silencio. En unos segundos volvió a acostarse. Sintió como una gota de sudor le recorría la espalda, pero no abrió la ventana, las noches de aquel verano no eran sofocantes, pensó que aquella sudoración espontánea, iba a ser pasajera.
Pasaron unos minutos cuando escuchó un fuerte golpe en su cabecera, seguido de un rugido casi estremecedor, que interrumpió definitivamente su sueño de sábado solitario. Incorporada en la cama, encajó las emvestidas que traspasaban la pared de esa cama ajena, tapándose los oídos para amortiguar aquellos gemidos que descompasados, le golpeaban la cabeza con fuerza. Intentó ignorarlos y volvió a estirarse en la cama que su sudor incipiente empezó a mojar. Fue entonces cuando decidió abrir la ventana, pensó que el aire fresco que se bañaba en esa alberca comunitaria, llegaría rápido a calmar su calor.
Entró el aire acompañado de más gemidos reconocibles, masculinos e indiscretos. Procedían de la ventana contigua, de la habitación de ese piso vecino, de esa cercana cama ajena. Decidió cerrar la ventana, el sudor regresó de inmediato. Los gemidos y los golpes al compás, parecían haberse encerrado en la habitación con ella. La pared se había vuelto más delgada e insuficiente, la soprano y sus notas desgarradas al son de esa batuta casi diabólica, invadieron su habitación, todo el edificio.
probó con una raíz cuadrada, tenia práctica con ellas, desde que las noches no llamaban al sueño de inmediato. Pero en lugar de apaciguar su espíritu, cada vez se sintió más irritada, sin querer reconocerlo, casi se descubrió excitada con la interpretación de aquel concierto vecino desmesurado.
Dio unos golpes en la pared. Pidió silencio primero con discreción, más tarde con contundencia e impotencia, pero no cesaron los gemidos. Intentó calmar el desasosiego con una ducha fría, pero el agua cayendo con fuerza sobre su espalda no amortiguó la banda sonora lujuriosa, ni tuvo efectos relajantes. Un vaso de leche fría, galletas de chocolate, el control del televisor descontrolado en su mano, nada pudo contra aquello.
Salió de su departamento, con prisa y sin ropa, ya no quedaba más tiempo, ya no podía más, debía terminar con esa tortura. Tocó el timbre, insistió hasta que por fin unas risas dieron tregua a los insoportables gemidos, sintió los pasos firmes dirigirse a la puerta. Se abrió y allí estaba, imperturbable, con esa mirada llena de excesos, con la sonrisa de placer colmado recibiéndola.
No hubo tiempo para regaños y amenazas. En unos segundos sus gritos se unieron. Pensó por un momento en tantas camas vecinas con solitarios, deseando unirse a ese concierto desafinado de placer veraniego.

Ejercicio Situación Límite
Rosa Vila Font

viernes, 13 de marzo de 2009

¿DESPUES DE LA MUERTE QUE?


Creo que todos en un momento de la vida nos hemos preguntado que hay después de la muerte, habrá gente con fe tan grande que aceptan sin cuestionar, que hay un cielo y un infierno, a donde irán según su comportamiento en esta vida, otros creen en la reencarnación, que hay varias vidas donde puedes ir purificando el alma para subir de nivel, otros son tan escépticos que piensan que es un proceso natural de la vida que con la muerte acaba todo, así, según las culturas y creencias

Mi padre, un hombre que solo estudió hasta cuarto año de primaria pero que por su afición a la lectura tenía una cultura muy amplia, se podía platicar de cualquier cosa. Cuando no tenia respuesta, buscábamos en libros y siempre se resolvían, cuando los temas eran esotéricos había mucha controversia, el tema de que hay después de la muerte era de los favoritos, pero científicamente no hay nada escrito sobre eso, cada uno dábamos nuestra opinión, así que para esa pregunta no tenia una respuesta.
.
Un día que era toda una polémica mi padre encontró como contestar esa pregunta.
- Bueno haremos un trato el primero que muera vendrá a decir que hay después de la muerte- esa respuesta me dio la confianza absoluta que cumpliríamos con su promesa.


Cuando murió, yo estaba segura que no se había ido del todo de este mundo, que tarde que temprano vendría a cumplir su promesas, nunca perdí la esperanza y buscaba cualquier señal para estar preparada para ese día que vendría, ¿como? No sabía. Pero el se manifestaría, estaba segura de eso.

Y así pasaron mas de 5 años, yo esperando cualquier señal.

Un buen día, estando sola en casa viendo la televisión oí claramente “toc toc toc”. Alguien tocaba, no acertaba a saber de donde provenía, me quede seria, baje al volumen de la televisión esperando que no fuera mi imaginación “toc toc toc”, de nuevo, y en vos alta pegunte
- ¿Eres tu papa? -
Pero no había respuesta, otra vez el toquido y la misma pregunta en vos alta, pero sin respuesta, estaba segura, que era el, que por fin había venido a cumplir su promesa, esperaba en seguida oiría su vos.

En eso llega mi hijo el menor y se vuelve a oír “toc toc toc”… en vos muy baja le pregunto.
-¿Oíste mijito?-
De igual manera me contesta
-Si mama-
Y se queda como si nada… le pregunto. -¿Que será?-
Responde con esa naturalidad de los adolescentes que saben todo,
-Es la computadora, con el programa de ICQ cada vez que entra alguien en línea así es como se oye-
Me quede callada para no demostrar que era una analfabeta cibernética, pero con una gran tristeza por que no era lo que yo esperaba,
Estoy segura que después de los 20 años que tiene de muerto tarde que temprano vendrá a decirme que hay del otro lado.
Escrito por:Rebeca Margarita González M:

miércoles, 11 de marzo de 2009

La luna nos alcanza


California había sido un perfecto lugar para pasar las vacaciones familiares, pero como todo lo que empieza termina, emprendimos el viaje de regreso a casa; diez horas de carretera con dos niños pequeños no es nada fácil, hubo que entretenerlos con películas, juegos de video e historias familiares.

Cuando se ocultó el sol, Emilio comento: - Mami, la luna nos alcanza -, mis ojos buscaron en el cielo y contesté: - es verdad, casi nos alcanza -.

Pasada la media noche, los pequeños dormían y el sueño terminó por vencerme, la voz de mi esposo me despertó de golpe, lo escuche decir: - se apagó -, levanté el respaldo de mi asiento reincorporándome para ver que pasaba, me explicó que la camioneta se apagó en la marcha y buscaba un lugar para salir de la carretera, pero el terreno era bastante inclinado, corríamos el riesgo de voltearnos al intentar bajar del camino.

Los caballos perdieron su fuerza y pararon, también mi corazón estuvo a punto de detenerse, estaba en medio del desierto, con dos niños pequeños y en plena madrugada, me sentía totalmente perdida.

Tratando de ser valiente y no pensar en las historias de terror de las carreteras, seguí las instrucciones de mi esposo, me dio una lámpara de mano y me indicó que fuera a la parte trasera del auto para hacer señales a los automóviles que transitaban sobre la carretera, mientras él revisaba el sistema eléctrico del carro por sí ahí estuviera la anomalía.

Abrí la puerta del auto y baje, la maleza me llegaba a las rodillas, sin levantar mi vista del suelo, me abrí paso con dificultad, temerosa de encontrarme con algún habitante del desierto.
Mis manos sostenían con fuerza la lámpara mientras pensaba en lo afortunada que era por tenerla, pues se había convertido en un instrumento valioso para salvar nuestras vidas. Me sorprendió darme cuenta que podía ver aún sin ella, empecé a observar el paisaje del desierto, podía ver la maleza, los sahuaros y las choyas, a mi derecha un árbol de palo fierro y la línea recta de la carretera se dibujaba perfectamente, estaba totalmente iluminado, levanté mi vista y me encontré con la más bella luna llena que ese Agosto podría haber tenido, parecía hablarme y lo hizo, me sentí tan pequeñita observando la obra maestra del Creador, pude verlo en todo su esplendor y poderío y entender, que al igual que la lumbrera de la noche, también soy su creación y a diferencia de ella, soy su hija. Entonces levanté una plegaria al Padre Celestial, confiando en que todo lo bueno y lo perfecto viene del cielo, deseaba que nos sacara del peligro en el que nos encontrábamos, no había terminado mi oración, cuando veo que un automóvil que transitaba en sentido contrario a nosotros, da vuelta y pasa frente a mis ojos, alcancé a ver un letrero que decía: SERVICIO GRATUITO HASTA LA PROXIMA CASETA, con un grito lleno de emoción, le anuncio a mi esposo que viene una grúa.

El chofer tuvo que estacionarse sobre la carretera, al bajar hace la pregunta acostumbrada, -¿qué les pasó? , después comenta, - iba por otro auto, pero éste tiene prioridad -, sus últimas palabras tocaron fuertemente mi corazón, mi pensamiento fue, gracias Dios por darme prioridad.


Pronto nos encontramos en la caseta de la carretera, seguros y a salvo.

Mi hijo tenía razón, esa noche la luna me alcanzó, mostrándome a través de su belleza, el inmenso amor, del Todopoderoso sobre mi vida.
Ejercicio:Situación Limite
Escrito por: Marisela Samaniego

lunes, 9 de marzo de 2009

De-Tin-Marin


Sentí la presencia de un ente a unos cuantos metros de mi…mis manos sudaban, ni se diga la manera de temblar, como nunca. Escondí los papeles bajo mi chamarra, pensé que allí estarían más seguros. Pasos, sí, los escuche claramente. Por un momento pensé en voltear hacia atrás, pero algo me dijo que no lo hiciera, tal vez sentí la mirada penetrante de mi compañero, y eso me detuvo para no hacerlo. En ese momento lo agradecí.

Pasos de nuevo, miro hacia el piso, y solo se me ocurre rezar, observo con detenimiento la sombra del hombre, Por un instante sentí su respiración justo tras de mi, eran muchas las preguntas que rebotaban en mi cabeza y pocas las respuestas que podían llegar a fluir.

Observo que la sombra carga una vara larga, la siento rozando sin querer mi cabellera, respiro hondo y digo: “estuvo cerca”, algo o alguien más lo distrajo. Verifico que mis papeles estén a salvo, no puedo darme el lujo de perderlos, mucho fue el trabajo que me costó conseguirlos, decido dividir la información, así, en caso de que una eventualidad ocurriese no lo perdería todo.

Por lo pronto sigo pensando en concentrarme y no logró recordar algo que me ayude. Discretamente volteo hacia un lado, hacia el otro, mis pies no dejan de moverse, mis manos gotean…la respuesta no llega a mi cabeza, mucho menos a mi vista. Sigo nerviosa, siento miedo, estoy esperando a que el hombre me diga algo…tal vez sigue distraído.

Ahora más que nunca siento que los minutos se escurren como las representaciones de los relojes en los cuadros de Dalí, observo a mi alrededor que hay unos cuantos generosos dispuestos a intercambiar información conmigo, es difícil el comunicarse, pues estando en esa tierra de ciegos limitados, en donde lo único que se alcanza a mirar son molleras y lomos esta difícil que el trueque se de.

Rezo y no logro acomodar la información en mi cabeza, pienso en letras, letras.

¡De pronto el hombre! Lo tengo de frente…en mis adentros decido enfrentarlo tan siquiera con la mirada, lo observo fijamente, me pasmo y empiezo a imaginar TODO lo que quisiera decir, armo mi imaginación de valor y sueño:

“Maestro, ¡su examen es incontestable!”, a duras penas anoche y pude pegar un ojo. “Y medio descansar” Hasta que de madrugada, no se como llegaron a mi unos exámenes de años anteriores. “Cabe aclarar que los use como apoyo a mi estudio, como referencia” (Es más como son suyos y soy muy honesta aquí se los traje)… Ahhhh se me olvidaba…la pelirroja de la derecha SI ESTA COPIANDO!

Despierto de mi sueño de día…un DE-TIN-MARIN…mejor entrego.

viernes, 6 de marzo de 2009

Los 3


“Es ella”, me dice sobresaltándome con su aliento en mi oído. Sólo hay unos segundos antes que nos vea y se aproxime a nuestra mesa. Somos la única pareja joven del restaurante. Su presencia en vivo es más impactante aún que en la fotografía, quizá por que se ríe, o por lo hipnotizante que parece su andar. Nos levantamos para saludarla. Su mano es firme, no nerviosa como la mía, nos sentamos los tres y pedimos café.
Creo que debo aclarar que esto no fue mi idea. Se que es una débil excusa como la obediencia debida de los nazis, pero el insistió en que sucediera y yo sólo desee complacerlo. Cuando empezó con este sueño no quise darme cuenta que la relación surcaba en un mismo mar pero hacia diferentes continentes. Yo deseaba cada vez más que nuestra unión se simplificará en una estable ecuación que sumará dos. Mientras el quería añadir nuevos elementos y ahora proponía jugar con el número tres. Al principio dije que no, pero los argumentos se me acabaron. El creía que las experiencias diferentes fortalecerían nuestros sentimientos. Yo, que era un poco jugar a la ruleta rusa con la vida de nuestro amor. Traté de evadirlo diciendo que lo pensaría pero aquella ilusión saltaba en sus silencios, en sus distraídas caricias. Y aquí estamos hoy frente a nuestra codiciada amante: linda, simpática y dispuesta a experimentar.
“¿A que te dedicas?” le pregunta él, no la conocemos. Yo estoy callada estudiando sus gestos. Más allá de su atractiva mirada noto su decepción de la vida, su búsqueda de placer inmediato, su pasión momentánea y su facilidad para volverse insensible a lo desagradable. Pero a la vez es tan bella. Él me sorprende admirándola con cierta avidez y se desconcierta ¿no era esto lo que quería, dos mujeres juntas para él? Empiezo a hablar con ella de lo tontos que son a veces los hombres, y nos reímos con complicidad. Alabo la gracia con que combina su collar y ella la forma en que brilla mi cabello oscuro.
Él me interrumpe hablando de su carrera y del automóvil que acabamos de comprar. Acomoda el cuello de su camisa azul, saca el pecho y muestra su mejor postura. Regresamos al tema del peluquero, me río y él nos mira, a ella con más intriga que deseo y a mí como si ahora fuera yo la desconocida. Y es que él no me conoce realmente, es mi culpa que siempre le digo sólo aquello que una relación puede tolerar. El sabe que disfruto nuestros cuerpos inventando sensaciones y de una entrega total. No sabe que la intensidad con que lo he amado, no es muy diferente a como quise a mi maestra de primaria o adoré a mi novia de la universidad. Que Dios me ha maldecido o bendecido con la capacidad de amar a cualquier humano, hombre o mujer, pero no me dio las palabras para poderlo explicar. Y ella es tan bella. Pero hoy no se trata de si puedo o no traspasar los límites de la heterosexualidad, esa frontera ilusoria para restarle al mundo complejidad. Se trata de que no puedo hacer el amor sin amar. De que junto con una mente abierta para querer, Dios me otorgó el don o castigo de un corazón creyente, regido por la fidelidad. Ahora evito su intercambio de sonrisas y trato de leer mi futuro en los restos de café. Él no me conoce realmente, no sabe que lo elegí entre billones de seres humanos porque hay algo en él que me incitó a desear una vida sólo para conocerlo y alcanzar juntos una eternidad. Me mira con sus ojos café preguntándome si lo haré; aún no lo sabe. Esta noche se cumplirá su más ferviente deseo, y después, hacer el amor con él ya nunca será amar.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Fingir la vida











Desde aquí abajo se oye el inquietante movimiento de la tierra, las lluvias apenas llegan, el calor aumentaba, la tierra seca cruje sedienta de humedad. Nosotras mientras sudábamos la vida acumulada, aprovechamos las noches de sereno para salir a tomar aire fresco, recolectar provisiones y deambular.

Las primeras lluvias cayeron limpiando el verdor, luego llegaron más escurriendo río abajo, con ellas se fueron abriendo nuevos caminos, desmesurando raíces, lavando la tierra por donde pasó la primera capa del año. Las orillas del río empaparon la dureza de la tierra, los túneles se hicieron lodo, cayeron madrigueras y ese día las gotas golpearon la puerta para salir.
Así pues esperamos la calma de la noche, cargadas todas, soltamos la tensión y brincamos! aventurándonos río abajo, pataleando con fuerza tomamos la corriente para mantenernos siempre juntas. Tardamos en suavizar los tejidos, coordinar el movimiento bajo el agua, que nos amortiguaba muy bien el camino. No paso mucho para tener confianza, estirar las tenazas, pellizcar, salir del caparazón, dar piruetas y seguir navegando; curvas, bajábamos y de golpe la corriente nos jalaba para escondernos, y la calma volvía, volvíamos a salir, habíamos entrado en una capsula donde viajábamos entre el fondo fangoso y el río correlón. Ahí dentro protegidas era fácil flotar y fingir que nadábamos mientras nos deslizábamos dándonos el mejor de los baños, estirando comisuras, sueltas en la corriente nos inundaba un espacio oscuro de burbujas y bichos fluorescentes, era esta la ventana mas cómoda de mirar y seguir fingiendo que nadábamos.

Las aguas dulces tocaron arenas saladas y en un endulzar del mar la corriente nos llevo a parar el camino; nos encontrábamos en un estanque socavando con intención de traspasar al mar. Ahí la sal rompió el viaje despertándonos el insitito, acordándonos que teníamos que salir y llegar al mar antes del amanecer. Teníamos poco tiempo ya, si no queríamos ser el manjar de las gaviotas en la mañana y perder en ella toda descendencia.

¡Rápido! ¡Rápido! salimos del agua cuesta arriba, valientes, exfoliadas, frescas y recobrando los sentidos oímos crujir con fuerza al mar. Para ese entonces habían otras arriba de la loma, cientos de cangrejas tapizaban el horizonte, habían chicas y grandes, rojas y prietas, nos fuimos convirtiendo en una mancha roja que atentaba contra el mar.
Avance de lado para abrirme paso y logre trepar a una, estirar los ojos y parpadeé. ¡Era aquella una noche hermosa! el camino blanco de la luna invitaba al mar, suspire y volví la mirada abajo. ¿Cómo vamos a entrar con esas olas? Si vienen una, mas rápido que la otra, nos han cerrado el paso y aparte andan echándonos espuma. No se como pero tenemos que intentarlo. Tenemos que correr rápido, brincar, picar la ola, nadar con velocidad mar adentro, nadar, nadar, aferrarse al fondo, penetrar la arena, escarbar, decantar la emoción para poder al fin, desovar.

Baje a la arena y sentí como temblaban las armaduras rojas del horror, pasos adelante, pasos para atrás. -Nadie avanzaba- Paso el tiempo y el mar seguía golpeando la costa sin medida. La luna brilló, y desde allá una ola se estiro, nos recogió en un abrazo y sin parpadear volvimos todas a nadar.

lunes, 2 de marzo de 2009

De Enredos

El sol se estaba acomodando para esconderse. Con la ayuda de una mano amiga lo atrapó, lo fue enredando poco a poco. Lentamente y con sutileza pero muy firmemente, con la seguridad de que lo estaba envolviendo perfectamente, ¿yo? sólo observaba tratando de aprender la técnica aparentemente sutil y fácil.
Me di cuenta de que el primer paso era la clave, la primera vuelta se tenía que cuidar muy bien, ese era el principio de un mal o un buen comienzo que marcaría lo que vendría.
El soporte de la mano amiga parecía no ser tan importante, lo principal eran el y ella, y el sol que poco a poco nos quitaba la visión.
De un momento a otro, el se encontraba envuelto por completo.
¡Lo asfixiaba! ya no se le veía el color y su forma sólo se alcanzaba a percibir a través de ella, se perdió completamente. Fue poco a poco , de la manera más perfecta.
Hasta que por fin creo que fue demasiado y ya no había mas que hacer lo tenia enredado de punta a punta.
De repente, la mano amiga que al principio aparentaba ser algo no tan importante no pudo mas, no supe si se apiadó de él o fue mero aburrimiento así es que de un sólo golpe, con un jirón que parecía mas bien un latigazo, !la desenredó sin que ella pudiera controlar nada¡.Soltó el trompo de un sólo golpe y dio incontables vueltas con gran velocidad !hasta que por fin! volvió a caer, rendido a esperar a enredarse en la cuerda de nuevo.

Ejercicio:
Situación limite.