miércoles, 18 de marzo de 2009

EL CABALLO ELECTRICO


Eran las tres de la mañana, la tormenta de aire y truenos hacia cimbrar los vidrios, el murmullo de las hojas secas en su vaivén… y de cuando en cuando, se oía el golpear de algo, no podía definir de donde venia, ni que era, fue a ver a los niños, estaban dormidos, los arropo, salió del cuarto esperando oír los golpes, busco por toda la casa sin encontrar nada, regreso a su cama.
Hacia menos de un mes se habían cambiado a esa casa, nueva, amplia y bonita, tenia un enorme patio descuidado, con piedras, palos y escombro regados.
El dueño la había construido años atrás para su familia, nunca la habitaron, la esposa murió en un accidente. Ahora se había animado a rentarla.
Todos los días rezaba un Ave Maria por esa mujer que no logro estrenar su casa, la sentía por ahí observándola, molesta por disfrutar lo que fue construido para ella.
Apenas se había acurrucado en la cama, cuando se oyeron de nuevo los golpes, se levanto como resorte, al poner los pies en el suelo se dejaron de oír, nerviosa, irritada, deambulo unos minutos, esperando se escucharan de nuevo y nada; regreso a la cama, como maldición, empezó el ruido, desesperada después de varios intentos por encontrar el origen de el, su paciencia se acabo, mujer de carácter intrépido y curioso, acostumbrada a resolver las cosas, porque su esposo viajaba gran parte del tiempo, seguido los problemas le tocaban sola, como ahora, que en medio de la noche buscaba un maldito ruido que no la dejaba dormir.
Se asomo por todas las ventanas, era una noche medio nublada, iluminada por la luna llena, los árboles semejaban elegantes bailarinas, interpretando la danza y el canto del viento, pero del origen del ruido nada.
De vuelta en su cama y decidida a dormir se acomodo pensando en la difunta, tal ves ella malhumorada, dirigía esa puesta en escena de la luna llena, la tormenta de aire, los truenos y relámpagos sin que llegara la lluvia, los golpes… ¡los golpes! ¡el ruido de nuevo! y ahora mas seguido, decidida a dar con él, pensó - seguro en el techo de la casa, hay algún palo o fierro, o piedra o algo que esta golpeando- salió vestida con su camisón largo, se encamino hasta la reja, la trepo para alcanzar la barda y luego el techo, el viento le revolvía el pelo, el camisón se pegaba a su cuerpo, al poner la rodilla en la azotea vino a su mente, la historia de la casa, la mujer muerta y lo que pensaba cuando veía películas de terror.
-¿A donde va esa bruta? ¡A que la maten! Si será imbécil-
Pero ya estaba ahí, tomo aliento y dio manos a la obra, arrojo al suelo todo lo que encontró suelto, no dejo nada.
Bajo con cuidado, segura que había terminado con su pesadilla, apenas se metió en la cama, el golpeteo empezó, arrecio y termino en un estruendo. De un brinco quedo pagada a la pared, tardo en tranquilizarse unos segundos, tomó valor corrió a la puerta del patio, la abrió, y observó atónita la fuente de su intranquilidad. “El caballo eléctrico”, una pintura rara, de un caballo amarillo, sobre un fondo negro, que habían colgado en la pared de la terraza del patio, tirado en el suelo, ya roto, el aire gano, después de tanto bamboleo, lo derribo.
Un Ave Maria por la difunta y a dormir por fin.


Escrito por. Verónica González M.

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