domingo, 29 de noviembre de 2009

FANTASIA XXX (ejercicio de registro)

El sol cayendo un poco al poniente, irradiando su calor y brillantez, la arena caliente el agua fresca, apenas empieza la primavera, el clima ideal para gozar del mar y la playa, los KiteSurf demostrando sus habilidades, la palapa del restaurant y toda la playa frente a él, esta atestada de gente, niños, jóvenes y adultos.



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Este es el lugar perfecto, veo a Tom a los ojos, esta de acuerdo, acomodamos el camastro de forma que la mayoría de la gente nos pueda ver, me siento excitada, a mis 64 años, aun me veo bien con este pequeño bikini, que facilitara la faena. Nos acomodamos en el camastro, recorro con la mirada toda la gente que me rodea, las manos de Tom se pasean por todo mi cuerpo, acerca sus labios a mi hombro sigue por el cuello hasta encontrar mi boca, me besa apasionadamente, estimula mis ansias, la adrenalina fluye por mis venas. Las manos de Tom, exploran por debajo del bikini, hasta que encuentran y activan los botones mágicos, su mano sigue mas abajo, jugeteando, explorando, estimulando, mi rostro enrójese de éxtasis, mi cuerpo candente responde y se contrae al ritmo que él impone, de reojo, veo que me ven, ese joven nos observa abiertamente, me encanta sentir su mirada, seguro se esta calentando, mi goce es sublime, aquella mujer trata de desviar su vista, no puede, tiene cara de indignación, esto me gusta, seguro es mojigata. Me gusta, que me vean, me hacen sentir mas placer, que deleite...no, no, todavía no, no quiero acabar... no puedo ver mas, me entrego al clímax explosivo y electrizante, termino tumbada en el camastro, sin aliento, regocijándome por cumplir mi fantasía.


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Esta chela esta re buena, bien helada. ¡No mames!, como se atreve esa vieja a ponerse un bikini, esta toda chora, se le ve la cara de cachonda. Se acomodan, a escasos 6 metros de mí en un camastro, ella y ese vejete. ¡Ay! chingados, que cachondeada se están dando los viejos, esa vieja esta bien caliente, le gusta que la vean, es una puta maniaca, con el chingo de gente que hay en la playa, dándose ese agarrón, pinches viejos depravados. Le hago señas a Paco para que venga a ver, “mira se la esta cogiendo” “uta madre de que forma”, no mames cabrón, esto si que es un buen espectáculo, mucho mejor que los KiteSurf, ni la cerveza helada me baja esta calentada que me esta dando, ¡esta carbón!, se me esta parando. Paco y yo intercambiamos risas y comentarios, se esta viniendo esta vieja, ya se me paro bien de aquí me voy a hacer una manuela.


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Estoy embelesada viendo a los KiteSurf, si tuviera 25 años menos seguro que intentaría practicar ese deporte, llama mi atención un cachorro blanco seguido por dos niños, están jugando en medio del montón de gente que hay en la playa. El comentario de Agustín me hace recapacitar sobre la pareja que esta frente mi, “mejor deberían irse a un motel”, mis ojos no pueden dejar de verlos, mi mente les ordena que volteen hacia otro lado, pero no pueden, un remolino de sensaciones me envuelve, sorpresa, indignación, morbo, vergüenza, pero si son mayores que yo, que les pasa por la cabeza. Anonadada como estoy sin pedirme permiso mis labios pronuncian “¿que están haciendo?” como respuesta Agustín, solo me envía una mirada de “si, eso”, volteo a mi alrededor, Octavio sentado junto a mi se hace el sordo y ciego, un joven hace señas a otro para que venga a ver, la mayoría de la gente trae lentes obscuros que disimulan la orientación de sus miradas, yo no, y mis ojos no obedecen, entiendo que su intención es exhibirse, me siento incomoda. Opto por acomodarme de forma que el pilar de la palapa me impida verlos, pero aun así, hago trampa, de vez en cuando, me muevo para echar una ojeada. Terminan y se van, mientras yo no puedo salir de mi asombro ni sacar de mi mente, la escena.



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El niño esta cansado de tanto corretear en la playa, ahora quiere subirse en una hamaca, Lina lo lleva. Que bueno que Lina se fue con el niño a la hamaca, para que no vea a esos viejos exhibicionistas, si Vicky estaba tan distraída con los KiteSurf paraqué hace ese comentario Agustín, ignoro lo que dijo, mejor ni volteo, Vicky se ve nerviosa y apenada. Mis lentes obscuros disimulan que los estoy viendo, es un falta de respeto de esos fulanos a toda esta gente, hay muchos niños, que no habrá alguien que valla a decirles que se retiren, aquí no es lugar para hacer eso. Están muy entrados, la fulana la esta gozando en grande, que espectáculo tan vergonzoso frente a tanta gente que viene en plan de familia, que bueno que Lina no llego con el niño hasta que terminaron con su función.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Entre comisuras



Entre sus actividades diarias la llamó la jefa de personal en el cuarto piso. La ejecutiva la hizo sentar y con seriedad señaló haber escuchado que ella y el encargado de almacén eran muy buenos “amigos”, así que creyó necesario recordarle la política de la empresa acerca de las relaciones extra profesionales entre empleados: estaban absolutamente prohibidas.


Entre el silencio atento de su parte y una letanía por el otro lado del escritorio, se preguntó como llegó aquello hasta los oídos de la persona más exigente de la organización. No respondió nada ante la advertencia, nada le podían comprobar. Pero el juicio que escuchaba en la frialdad de su voz, era capaz de alterarla. Cuando fue contratada meses antes, aquella mujer le pareció buena persona, y ahora cayó en cuenta que las buenas personas son las que más fácilmente critican lo malo de los demás. La jefa no había aprendido aún, que cuando juzgas duramente a alguien, estás destinado a tarde o temprano ser enjuiciado por algo similar o peor.

Entre la sorpresa y la irritación regresó a su oficina. Eran buenos amigos, claro. ¿Pero, por qué le daban tanta importancia a su felicidad de las 5? El tipo de desconcentración que ahora sufría cuando debía terminar el reporte, seguro era el motivo, por el que se castigaba el afecto entre colaboradores. Por primera vez experimentó las limitaciones a la libertad que muchos atribuían a la empresa.

Entre las 5 y 5:10 acostumbraba ir por un café a la máquina expendedora del piso 2, único momento del día en que solía encontrarse con él, mientras Javier se preparaba un café americano, ella enfriaba un poco su capuccino latté, 4 minutos, donde intercambiaban lo sobresaliente del día o lo que iba a suceder. O que el tenía un amor secreto, que a ella le hubiera gustado ser. Ahora dudó de levantarse y buscar unas monedas. Pero su espíritu rebelde ganó.

Entre guardárselo o confiarle que estaban poniendo su relación entre comillas, bajo por la escalera. Él era la persona más sencilla del planeta, no tenía los artilugios de la gente que utiliza con brillantez el lenguaje, no citaba a ningún personaje famoso, o se refería a las palabras textuales de un libro, llamaba claramente a cada cosa por su nombre, su única relación con las comillas eran las pequeñas líneas que se formaban junto a las comisuras de sus labios cuando sonreía, eran encantadoras. ¿Lo habrían llamado también a él a personal?

Entre la excitación de verlo como siempre y la decepción que sería la última vez en sus cuatro minutos del café, miró de un lado a otro del pasillo, mojo sus labios en su capuccino y alzándose un poco se perdió por unos segundos entre sus comillas. También sabía a café. Sonrió ante su sorpresa, para ella no eran tan sólo amigos después de todo.

Y entre curiosidad y la repentina certeza, le preguntó: La mujer de la empresa con la que sales ¿es la del cuarto del piso?

domingo, 22 de noviembre de 2009

Caceria



Escucho un ruido y me levanto medio dormida, siento la pesadez por la falta de descanso.
Le llamo, como hago cada mañana si no lo encuentro a mi lado, pero al no obtener respuesta después del tercer intento, me lavo la cara y bajo la escalera para buscarlo.

Le vuelo a llamar cariñosamente, con el tono aniñado al que normalmente responde, pero nada. La sala está medio oscura, pero logro ver su silueta inmóvil, que resalta encima de la alfombra café. Me dirijo al refrigerador a por mi jugo de naranja y la luz de éste ilumina la sombra enfrente de él.

No sé que sigue después, si mi grito, mi temblor total o la aceleración de mi corazón ante la escena que por fin descubro. Después de mi parálisis momentánea, reacciono agarrando la escoba, acercándome a mi gato e intentando separarlo de su repugnante presa.

No puedo creer que él, mi gato, tierno y mimoso, al que he criado, al que le compro las mejores croquetas, al consentido mayor de mi casa y mi vida, haya podido cazar una enorme y asquerosa rata.

Estos pensamientos se atropellan, brotando con mis lágrimas de asombro y desesperación, mientras ya en una mano y si saber cómo, tengo una bolsa de plástico en la que introduzco un amasijo de pelos, carne, intestinos y sangre.

La veo bajar, tan chula como siempre. En las mañanas, miauuuu! igual me gusta como huele, como se mueve, como me habla. Hoy va a estar retefeliz, le traje desayuno, para que no tenga que andar cocinando con la cruda, bueno ella le llama resaca. La miro a los ojos cuando luz de esa cosa gris que guarda mi comida me ilumina, creo que se enojó porque no fui brincando hasta su cama, pero es que tengo motivos, ella aún no lo ha visto, por eso, ni me saluda.

Y ahora, por qué está chillando la muy exagerada, ¿Qué espera pa’ venir corriendo, estrujarme y felicitarme? Huelo su miedo, no entiendo porqué se acerca con esa cosa con pelos amarrada a un palo, no sé porqué con esto me hace a un lado de su regalo, que ya empezaba a probar pa’convidarle. Como me aguita verla chillar, me grita y llora, está muy enojada porque me suelta un verbo en esas palabras que no entiendo, como las que habla por esa máquina que hace ruido cuándo mis patas la pisan.

A veces no entiendo lo que hacen los humanos, incluso a ella me cuesta entenderla, todo está bien para un desayuno de domingo, pero la rata ya no está, desapareció junto con ella, que además hoy, cierra la puerta dejándome sobre el zacate con este solazo, sin una caricia de despedida. Probaré con esa que siempre está trepada en la barda, tal vez le guste más, no tiene pelos y la neta, parece que sabe rico.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La respuesta



Solo me gustan los hospitales en las series de televisión, los médicos también, como a media humanidad, el Dr. House me fascina, engloba todo eso bueno y perverso del ser humano, con bastón y barba de tres días perpetua.


Pero cuando recibo la llamada, no pienso en enfermedades impronunciables de guión televisivo, un punzante golpe de realidad interrumpe mis vacaciones y corro a reencontrarte desde el pasado a un presente que se me ofusca por momentos.

Tu hermano no ha sido nada preciso, te internaron y quieres verme. Me despido prematuramente del paisaje tropical, con exceso de sudor y falta de fuerzas. Tengo tiempo de recordar la última vez que nos vimos, se acabó el amor, cambiaron las cosas me dijiste, y ahora cuatro años después voy a verte de nuevo.

Las cosas deben irte bien, nada de seguro social, la recepción del hospital es lujosa, funcionó tu negocio o quizás sea cosa de tu pareja. Veo a tu madre en la salita junto a tu habitación, cansada, imperturbable, lejana. Antes de saludarla hablo con la enfermera que atiende tu área, al acercarme al mostrador huelo su Chanel 5, es guapa, la clase de mujer que te gusta pienso, mientras también observo que su cuerpo parece recién retocado por bisturís y liposucciones.

Me presento como tu esposa, me ve de arriba abajo con aire de incredulidad y con una media sonrisa dice que debo estar confundida. Claro ya no soy tu esposa, tu esposa debe haber llegado antes, que absurda me siento, ni tan siquiera sé si tienes otra esposa. Contesto con otra sonrisa a la enfermera de lujo y digo tu nombre, es un amigo añado. Todo va según lo previsto me dice, y luego entornando los ojos y viéndome por encima del hombro, me invita a ocupar la sala de espera junto con los familiares, siento su respuesta aunque muy inconcreta, como buena.

El espacio es agradable, el aire acondicionado el necesario, no huele a hospital, parece que el ambientador también es Chanel planta cuarta. La decoración minimalista, algo zen, el feng shui en toda regla se siente en cada metro cuadrado, realmente las cosas te deben ir bien.

En el sofá blanco del lado de la ventana que da al mar, tu madre hojea una revista, piernas elegantes y cruzadas que se mueven nerviosas cuando llego enfrente. Me reconoce al momento y empieza a llorar mientras deja la revista en la mesita de cristal. No sé qué decir, ella habla mero, un lo siento es lo primero que escucho. Las lágrimas también invaden mis ojos, la imprecisa información de la enfermera pija me había tranquilizado pero la expresión de mi exsuegra, me confunde y me da a entender lo peor. Un accidente te ha dejado paralizado, la operación salió bien pero no se saben aún las consecuencias, es lo primero que pienso, tu moto, esa moto motivo de disputas, al fin te la jugó.

Mi suegra me abraza con ternura y al notar mi angustia me dice que será mejor que tu me lo cuentes. No estás inconsciente al menos, tu madre me ve ahora con extrañeza y luego me dice pobre, que de seguro no sé nada. Que me tranquilice, que no tuviste ningún accidente, que todo está bien o al menos eso parece.

Hay flores violetas en la mesita, me das la espalda, estás viendo el mar por la ventana o quizás duermes. Tu madre sale y se despide con un apretón en mi brazo. No huelo tu perfume, lo cambiaste claro, la luz tenue de la habitación me relaja, no huele a enfermo, mi corazón late con fuerza, quiero estar relajada antes de hablarte, quiero estar serena cuando me veas.

No puedo dejar de ver el mar, me relaja. El efecto de la anestesia ya está llegando a su fin y necesito tranquilidad para contártelo. Me imagino que has sufrido en estas últimas horas, pero supongo que también lo has hecho en los últimos cuatro años. Sé que no entendiste mi brusca partida, porqué te conozco y sé que me amabas y me hubieras seguido amando. Te noto a mi espalda, seguro llevas uno de esos vestidos que tanto me gustan, alguno de un estampado que no conozco, pero que debe sentarte tan bien. Y te huelo, si yo también sigo con el juego de los olores, que como decías te transportan, te sitúan, molestan o convencen y persuaden. Tú hueles a vida, a fuerza, a rebeldía a sensualidad, como envidio tu olor, ese que no se mete en frascos y no se puede pulverizar.

El silencio empieza a sentirse, te sientas a mi espalda, en esa silla de diseño, que como debes estar pensando no encaja para un hospital, pero claro si para uno como este, el más caro de la ciudad. No sé si empezar por hace un mes o por hace más de 4 años cuando acepté lo que me estaba pasando, tú no sabes nada no dejé que lo notaras, no pude compartirlo por cobarde.

Empezaré contándote que hace un mes me tocó la lotería, es algo claro y tangible, aunque puede que no tenga nada que ver en cómo empezó todo, pero me ha llevado hasta este hospital lujoso y me ha servido para seguir con algo que tenía pendiente, algo que va a cambiar mi vida, algo que va a salvarme. De hecho estoy pensando que si abro la boca antes de darme la vuelta, o si simplemente hago eso, me volteo y me ves, las palabras casi no serán necesarias, aunque tú te merezcas tantas.

Siempre he querido ser como tú, es lo único que alcanzo a decir al darme la vuelta en la cama, antes de ver tu rostro repleto de lágrimas. Las mías también brotan imparables, no puedo hablar mis labios tiemblan, quiero tender mi mano y alcanzar la tuya, pero no puedo, no me atrevo, temo tu rechazo, tu repugnancia al ver en lo que me he convertido.

Por sorpresa es tu mano la que se acerca a mi camal, la que seca las lágrimas de mi rostro, la que toca mi cabello mientras lo peina. Tu llanto va dando paso a una sonrisa que adivino es de alivio, sueltas un suspiro que has guardado por años creo. Ahora te ríes, veo tus dientes, hermosos dentro de tu boca que besé por tanto tiempo, como la extrañaba, tu risa, tu cara cerca de mí, tu olor. Me dices que ahora lo entiendes todo, que por fin entiendes.

El me dice que cuando lo supo quiso contármelo pero no pudo, que sabe que sufrí con esos olores femeninos que descubría después de las salidas nocturnas, de esos cambios de humor, de esas incomprensibles razones por las que ya no me hacía el amor.

Y si, después de tanto tiempo, al ver tus cejas tatuadas, tus pómulos perfectos, tu piel depilada, tus labios perfilados, lo entiendo. No puedo dejar de vete, de escuchar la modulación de tu voz ahora más aguda, pero igual de sensual, no puedo dejar de tocar la silicona de tus senos.

Me dices que con el dinero de la lotería esta última operación te convirtió totalmente en mujer. En lo que siempre quisiste ser, en lo que fuiste siempre sin reconocerlo.

Mientras nos abrazamos con fuerza, sueltas una pequeña carcajada mientras me dices que no llore, que aún te queda para que yo me haga unos retoques, que nunca estuve satisfecha con mis pómulos y que eso ahora tiene solución.

Me pides que me quede a pasar la noche, que quieres contarme tantas cosas, yo veo el mar sin soltarte la mano, tu manicura está mucho mejor que la mía pienso. Me siento en el sillón de diseño con piel de vaca junto a tu cama y empiezo a escuchar tu historia, la historia de esta mujer, que un día fue mi esposo, y aunque aún no asimilo lo que acaba de pasar en estas últimas horas, me siento mejor que hace mucho tiempo, nunca pensé que la visita a este hospital más cercano a la serie Nip Tuk, que a ER, por cierto, iba a cerrar tantos interrogantes.

sábado, 14 de noviembre de 2009

COMO RECESO DE LOS SIGNOS

UNAS CUANTAS FOTOS,
TRABAJANDO EN LO QUE NOS GUSTA












LEER NUESTROS TEXTOS

miércoles, 11 de noviembre de 2009

LEGERE



Nació en año bisiesto, un 29 de febrero de luna llena, inquieta con una mueca de sonrisa, podía sentirse su personalidad y carácter, su padre orgulloso comento al tiempo que la cargaba en brazos.

- Esta niña, se llamará Legere-.
-¿Legere?- pregunto la mamá.
–Sí, quiere decir leer, viene del latín, en principio es "escoger" pero se entiende la lectura como un acto intelectual de elección y combinación de grafemas, para extraer un significado, de ahí que sea el origen de la palabra leer.
Papá ¿está muy lejos la luna? Si, mucho… papá, ¿por qué vuelan los pájaros?, ellos tienen alas… papá ¿por qué rebotan las pelotas?, ¿por qué el agua es mojada?, ¿por qué los peces no se ahogan?, ¿por qué brillan las estrellas?… Papá, se quedó calvo de tanto pensar para responder las preguntas de Legere.
Un día, Legere salió corriendo a recibir a papá, ¿Qué traes ahí? ¿Qué es?, ven te mostraré, sus ojos brillaban de emoción, ¿para qué son esos libros? Esta, es la enciclopedia del “POR QUE”, la compre para que tu misma busques las respuestas, yo no las sé todas, los dos podremos aprender cosas nuevas, aunque siempre podrás preguntarme. Legere se le colgó del cuello, dándole un fuerte abrazo, ¡Este es el mejor regalo del mundo papi!
Tantas veces esos libros fueron consultados que al tiempo estaban gastados y desvencijados, esa es la hermosa señal de que un libro a cumplido su cometido. Leyó todas las preguntas y respuestas, siguió buscando respuestas en las bibliotecas, y en cuanto libro caía en sus manos, las preguntas son una fuente inagotable, un pozo sin fondo.
A más respuestas, más preguntas.
El regalo de papá, le enseñó que leer da respuestas, se pueden descubrir lugares, cosas, animales, inventos, asimismo la imaginación crece a borbollones. Leer se le convirtió en pasión.
Legere eligió ser “Cuenta Cuentos”, para enseñar a los niños el gozo de leer.
-¿Por que los signos de interrogación tienen esa forma?- pregunto un niño que escuchaba un cuento.
Legere le dijo: -Cuando empiezas una pregunta, el signo tiene la panza llena de dudas y al terminar, el signo se queda pelón de tanto pensar.
Qué ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Así?, los signos de interrogación son pieza importante del territorio de los curiosos, los intrépidos, los inventores, y los creativos.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Somos Dos




Dos Puntos, eso representamos en este mundo. Ninguno esta sobre el otro, aunque en ocasiones esperes que camine bajo tu sombra…nunca sabremos si el que esta caminando debajo, eres tú. Y los distanciamientos, las discusiones, las pausas a veces nos convierten en un punto y aparte. Pero seguimos en la búsqueda, juntos, de la mano y nos convertimos en un punto y coma, respetando la libertad, respetando la diferencia de ideas, respetándonos y amándonos. Y nadie ha dicho que sostener una relación sea fácil, no importa el tipo de relación que sea, nosotros los dos puntos la complicamos. En ocasiones somos tan felices que las sonrisas se ven dibujadas de una manera tan real que nos convertimos en comas, ahí es cuando vamos caminando despacio tomando suspiros de aire fresco, una idea es tuya, la tomo, la acepto la hago mía, (otra pausa) otra sonrisa una idea mía la analizas, la desmenuzas y la haces tuya, y así como el vaivén de un péndulo, seguimos nuestra vida con sonrisa de coma. Y después de tanta pasividad llegan los días negros del mes en los que me convierto en un signo de interrogación, indescifrable para ti, no entiendes mi cambio radical de humor, no entiendes el porqué de mi llanto sin razón, te preguntas si algo has hecho, pues tu sigues siendo “un punto” y yo la interrogación…tu mientras, sereno esperas paciente que retome mi forma natural, un punto he vuelto a ser. Ahora, soy un punto meloso que te admira como nunca y que disfruta el estar junto a ti, pues ahora pienso que los dos puntos deben caminar codo con codo. Seguimos juntos, pues nuestro destino así está establecido, en el surco que dejó el lápiz con el que se escribió nuestra historia y la convivencia diaria nos hace convertirnos en puntos suspensivos, completamos pensamientos del otro, frases del otro, sentimientos del otro…o será que: “¿somos realmente el  complemento del otro?”
Por todo esto agradecida estoy y diariamente pienso: (dos puntos) “Debemos aceptar los cambios, diariamente tomamos diversas posturas y formas, nuestras prioridades van cambiando, nuestra vida seguirá cambiando quiero seguir en la búsqueda, pero acompañada, quiero seguir tomando diferentes formas pues se que si no estuviera con mi otro punto podría encontrarme como coma sonriente, pero sola, también se que jamás podría ser un punto y coma pues no tendría con quién compartir. Si no estuviera con mi otro punto no haría otra cosa más que estar en relaciones en las que quisiera leer el párrafo siguiente y convertirme en un punto final”.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Una pausa sin final

Observa la frase que escribió en la arena y no sabe si lleva punto intermedio entre esa sucesión de palabras o simplemente entre los espacios se insinúa una coma. Acaricia su frente con la pluma de ave que encontró medio enterrada en la arena, finalmente se le ocurre que allí va punto y coma, se lo pone antes que la borre la marea.




Los demás se escuchan en algarabía allá en el balcón de la casa, están celebrando algo. Ella de repente, y como de costumbre entre tanta gente, ha pensado que no puede respirar. Sabe que en otro tiempo el hubiera venido tras de ella, a respirar también. Hoy se queda en el aire de la persona que ha escogido para pasar su vida.

Aún hay luz y está suficientemente sobria para que no tiemble su mano ante el ritual de escribir su pensamiento más profundo para dejarlo ir.

Estaba el mar así de tranquilo cuando le preguntó que sentía por ella y viendo su cabello ondularse con el mar no sabía lo que el contestaría. Ella es de las personas que no sabe cuando la fiesta se acabó o cuando en una conversación le toca hablar, cree que muchos seres allá presentes podrían pertenecer perfectamente a otro planeta y aún cree que los imposibles se pueden realizar. No aprendió nunca cuando al finalizar una idea se cierra con un punto o cuando simplemente sobre la pausa se cierne una coma. Cuando se enfrenta a esa duda y no sabe qué poner, sólo piensa aquí va punto y coma.

Quizá él no la quiere por ser está mujer indecisa que no puede presumir con los demás o porque él no cree que existe otro unviverso más allá de ese balcón, porque tendría que creer que si el mundo precisa de gente decidida para triunfar, también necesita de quien pueda dudar de lo que ven sus ojos, de quien pueda cuestionar.

El podrá decidir nunca haberla querido o no quererla nunca más, podrá quedarse en la comodidad de la distancia, ignorarla con la excusa de no herirla o alentarla más. Podrán sus miedos poner palabras en su boca que ella nunca dirá, pero no puede decidir lo que ella por él sentirá. Puede decretar que sea lo que ellos sean acabó, pero no puede evitar que ella haya experimentado que su existencia le daba sentido a la suya.

No, no podrá aspirar el olor de su cuerpo como una fresca mañana, ni depertarlo en la tibieza de sus brazos para sacar la basura. No podrá contarle lo que ha sido que él ya no sea parte de su camino, ni la esperanza que tiene con la llegada de alguien nuevo y precioso a su vida. De como con la paciencia de las olas se ha ido desmoronando el nudo en la graganta que sentía desde ese día, para dar paso a una voz clara, lista para hablar de amor, más fuerte y mejor.

Él no confía en la tregua segura que cobija a una amistad, ni ella en la hipocresía de tratarse como apenas conocidos. No habrá el alivio que deja el sentimiento al ser correspondido, ni la paz definitiva de un adiós cuando deja todo concluido. Lo que se le ocurre que tendrá es una historia que contar a sus nietos en una tarde de playa. Quizá en ese tiempo se hayan inventado nuevas marcas de puntuación y talvez también se hayan encontrado otras desconocidas formas de dar amor.

Respira hondo antes de regresar a la casa. Hoy no hay lágrimas que empañen su vista y se confundan con el mar, ahora sólo es la natural oscuridad que no la deja leer lo que ha escrito...

El amor a veces existe por una razón; punto y coma; y a veces existe sólo porque es amor.

jueves, 5 de noviembre de 2009

DESCUBRIMIENTO

Comencé siendo una frase, me escribió una niña de quince años, estaba distraída durante la clase.

No fui ni siquiera una oración completa, solo una frase corta y escrita sin pensarlo mucho.

Ella escribió: Estoy enamorada y siguió con la mirada perdida entre el pizarrón y su compañera de enfrente.
La clase era aburrida y ella sólo pensaba en la tarde anterior, volvió a escribir, estoy enamorada, pero sin poner atención a lo escrito en el papel y se quedó pensando en peinarse igual que su compañera al siguiente día.
Yo la veía desde la hoja de papel en que me había escrito y me di cuenta como le fue llegando el recuerdo del aire tibio y los manos entrelazadas, los ojos de él fijándose en los de ella , antes sólo se miraban de lejos, de soslayo dándose a entender uno al otro que se gustaban.
Se quedó con la vista fija en mí y agregó un signo grande de admiración al principio, otro también grande y recalcado al final ¡estoy enamorada! ¡Estoy enamorada! Yo no era ya más una frase, era la admiración ante el suceso que recordaría toda su vida, la primera emoción maravillosa ¡se enamoró una niña! Y empezó una historia.
Ya no soy sólo una frase, soy un recuerdo vívido en la mente de una mujer empezando su camino para encontrar al compañero que tal vez será capaz de ayudarle a llenar su necesidad de cariño, tal vez no, pero esa frase que soy yo ¡ESTOY ENAMORADA! siempre estará con ella, yo siempre ¡estaré con ella!


SEGUMOS CON "COCINANDO ESCRITURA"

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"Los Pinches de la escritura"

domingo, 1 de noviembre de 2009

ASI ES LA VIDA



La vida, que expresión de Dios tan maravillosa, nos pone, en situaciones que debemos pasar, para aprender a ser mejores humanos, crecer, lecciones fuertes, si las aprovechamos salimos fortalecidos, mas humildes, entendiendo la vida, a la gente que nos rodea, comprendiendo el verdadero valor, respeto, lealtad, fidelidad, humildad, rectitud y sobre todo dar mas cariño que es el alimento del alma.



Me siento tan privilegiada, tanta gente sin hacer mucho alarde me ha demostrado que ahí están, que me quieren, que me aprecias, inclusive que me admiran y necesita, es tan grato sentir su cariño.


De que me podría quejar si tengo tres luceros, tres estrellas, mi niña luna estrella es la mas bella, compasiva, condescendiente y también de las que se saben defender y no se dejan aplastar, la admiro, su talento es inmenso. El lucero grande siempre con su sonrisa y ese dejo de no pasa nada, que te hace sentir bien, y mi estrella sol, motor de tantas cosas que he hecho, desprendido, noble, ingenuo y sobre todo cariñoso, es tan bueno que ahí traemos un pleitecillo mi Dios y yo por él, claro que yo confió que Dios sabe cual debe ser el veredicto yo me pongo en sus manos. Mis hermanas siempre leales, siempre presentes.


Estoy en manos de Dios, solo él sabe que hacer, estoy dispuesta a asumir su voluntad con fe,  paz y alegría