miércoles, 28 de abril de 2010

ESCRIBARIAS

La presentación de

” Las Siete Virtudes Capitales”

salió bien, nos acompañaron amigos familiares y nuevos seguidores, agradecemos su compañía.


Entusiasmadas como niñas con juguete nuevo, aplacadas como niñas regañadas, algunas veces con carreras aceleradas, otras a paso lento casi de “gallo gallina” pero ahí, puestas con mas o menos energía, ahi puestas.
¿Que pasa?
el trabajo que no deja, la vida que se complica a ratos a una, a ratos a otra, unas empujan otras son jaladas se cambian los roles pero nos une la locura, el sueño las ganas de expresarnos, somos aunque algunas veces nos apachurramos, Somos.

SOMOS ESCRIBARIAS

sábado, 24 de abril de 2010

23 de abril, día del libro


El 23 de abril se celebra en todo el mundo, el Día Internacional del Libro, o debería decir, en todas las partes del mundo donde la lucha por la supervivencia, los conflictos armados y la falta de alimentos para el cuerpo, lo permiten, y sí, todavía quedan pedazos de mundo para esta celebración, pero faltan muchos, demasiados.
En Catalunya,  el 23 se celebra el Día de Sant Jordi, con libros y rosas paseando por las plazas y calles de cada ciudad y pueblo. Un día de celebración y de compra, quiero pensar, de libros para regalar al ser amado, una tradición hermosa, que espero siga reistiendo a las crisis económicas y sociales.
En Hermosillo también se celebra  este día, me consta, que con algunos actos promovidos por instituciones y organizaciones, y quiero pensar que tambien por todos los lectores que sienten que éste es también un poco su día.
Hoy sábado, seguimos festejando las letras impresas y las que corretean de boca a oido.
En El Trapecio a las 8 de la noche, las historias van a trepar por las voces de varios narradores, para compartirlas con un público selecto, que decide dejarse escuchar por un ratito.
Te esperamos!
Y por cierto, tienes algun libro de esos que siempre te acompañan, o que te divirtió, te emocionó...?
Compártelo.

Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.

Emily Dickinson

viernes, 16 de abril de 2010

VIUDA NOOOO

Su barbilla apenas llegaba al borde de la mesa, cuando ya estaba haciendo disertaciones filosóficas.
¿Que había mas allá de las estrellas?, tal ves una barda ¿y detrás?, una llanura verde llena de vacas, pero, después de las vacas que, otra barda, así se iba la imaginación, sin final; el infinito que enigma, también se preguntaba si sus padres morirían, no podía siquiera imaginar el no tenerlos. La muerte, otro enigma, había convivido con la muerte de parientes, uno de ellos, se la provocó intencionalmente, ¿Cómo? ¿Que era morir?, pensó matarse para saber, pero su inteligencia le dijo, que si lo hacia, no podría regresar a la vida, descarto la idea.
Sentada en el suelo, a sus 12 años, metía el brazo entre los colchones, de la cama de sus padres, sacaba una revista de educación sexual, que ellos, ahí escondían, “LUZ” se llamaba ¡muy buena revista!, por ella, se convirtió en una persona de criterio amplio, con conocimientos fidedignos, como supo donde la escondían, su curiosidad la encamino ahí.
Tantas cosas por descubrir, cuando algo se le metía en la cabeza hacia lo imposible por hacerlo, entenderlo o conseguirlo. La naturaleza, la mente humana, los sentimientos, el amor, sus temas favoritos, alguna vez soñó convertirse en microbio y entrar por el oído de su amado, escuchar y conocer sus más íntimos pensamientos y sentimientos... que bueno que no se puede, mejor evitar una desilusión.
Gozaba quitarse los lentes, recluyéndose en su mundo, ver solo manchas de colores, la hacia creer que nadie advertiría su presencia, le daba libertad. Sabía y comprendía sus prioridades, intuitiva reconocía los indicios para hacer o dejar de hacer algo, aprendió a experimentar en cabeza ajena.
Algunos aparatos eléctricos fueron arreglados muy a la mexicana aunque hay que decir que también a muchos les sobraron piezas y ya jamás funcionaron.
Se inicio en algunos negocios, que no se dieron, porque se revelaron inapropiados, escucho las manifestaciones, que le dijeron –eso no es lo tuyo- se retiro bien librada.
En las familias, se hacen decretos sin darse cuenta, son leyes implícitas algunas veces no buenas, si se descubren, hay que romperlas para ser feliz. En su familia el padre decía a sus hijas - Estudien porque:
1.Si las dejan, se pueden mantener
2.Si lo quieren mucho y no trabaja, lo mantienen
3.Si de plano no funciona, pues lo dejan, ó
4.Si se quedan viudas
Ella, la 4ta hija observó el efecto de los decretos y como se conjugan es sus tres hermanas mayores, decidió romper con ellos. ¡VIUDA NOOOO!. ¿Como cambiar eso?, Se dijo -¡no estudio!… por el momento-.
Gozo ser ama de casa, madre de tiempo completo, disfruto a los hijos cuando fueron pequeños para dejarlos volar libres de mayores, muy libres, que no la necesiten.
Mujer determinada a hacer cumplir sus sueños, roto el decreto, consolidado el matrimonio, a estudiar. Ahora se pregunta, como pudo, no lo sabe, pero lo hizo. Costo: desvelos, carreras, sobre carga de trabajo, cansancio crónico y dos ovarios, pero anhelo concedido.
Se deleito con el triunfo en las faenas que le apasionaban, también lloro fracasos pero aprendió de ellos. La curiosidad, su afán de indagación, no se le quitan.
Algunos descubrimientos han sido dolorosos empero provechosos. Es su esencia.
Su padre siempre le dijo que era más terca que una mula, a ella le gusta decir que es ¡TENAZ!…
Se oye mejor.


La curiosidad

lunes, 12 de abril de 2010

Des-esperada

Como siempre llegó puntual a la junta, no podía evitarlo. Después de los 13 minutos de espera, que anotó en su cuadernito, todos estaban sentados  alrededor de la mesa. Esa cifra pasaba a formar parte de la suma de su tiempo esperado y/o perdido, la cantidad añadida ese día le dio una cifra redonda, oportuna para ser celebrada. En total sumaban 20 mil los minutos que había esperado hasta ese momento.
Esa cifra empezó a cosquillear su atención, pero no consiguió acapararla  totalmente, podía seguir la rutinaria reunión, apartar la mano del editor que le rozaba la rodilla por debajo de la mesa, preguntar por la mujer enferma del supervisor y aceptar con agrado los elogios por su último artículo, mientras pensaba en Ramón. 
Ramón le debía 639 minutos perdidos inútilmente en intentos por conquistar su paladar y su corazón. De ese tiempo, recordó algunos halagos por parte de él, sobre su savoirfaire culinario y su elocuente conversación, y  su última cita en la que le dijo como frase de despedida: gracias por tu paciencia,  te mereces algo mejor, mientras de puntitas le besaba la mejilla. Ahora que lo recuerda, no sabe cómo pudo llegarle a gustar ese aburrido con pretensiones de intelectual y demasiado bajito.
Sonó el celular del jefe que interrumpió su discurso repetitivo y altanero para contestar. Discusión familiar en junta. Cinco minutos después se reanudó la sesión, con incomodidad por parte de todos menos del jefe, al que parecían gustarle esas riñas familiares en comunión. Mientras le servía café, pensó en los más de 1000 minutos que éste le debía. Minutos en el teléfono, minutos en la computadora, minutos en el carro, minutos en la regadera, minutos, muchos, en espera de una erección. Antes de terminar con ella para reemplazarla por su nueva secretaria, le dijo: Me has tenido mucha paciencia, te lo agradezco, te mereces lo mejor. La junta se alargó por más de una hora y 45 minutos, de ellos, 20 se fueron en interrupciones inadecuadas, comentarios absurdos y chistes gastados, pero esta vez no los apuntó en el cuaderno de los minutos perdidos, los utilizó en pensar en Yolanda, Ismael, Javier y José.
Les dedicó 5 minutos a cada uno, durante el tiempo perdido de la junta. Yolanda se llevaba la palma de oro en minutos de espera, eran 3110 los minutos que le había robado. Pensó en los de las puertas de los cines, en los de la búsqueda de estacionamiento, en los de los amantes compartidos. Ismael le debía otros 1100, para llegar al trabajo la mayoría. Javier y José se repartían unos 10.000, la mayoría minutos de indecisiones, de esperas con engaños, de búsquedas de yogures en el refrigerador, minutos de espera en estaciones y en vacaciones.
Todos y cada uno de esos morosos de su tiempo, la habían convertido en una persona paciente. Todos valoraban y elogiaban su paciencia como una de sus mayores virtudes. Ni una vez presenciaron un estallido de cólera, un reclamo, una sombra de desesperación.

Los veinte mil minutos lo acompañaron durante el día, en el que esperó a su profesor de yoga, en la espera del autobús y mientras esperaba que su perro hiciera sus necesidades nocturnas. Pero esa noche los minutos  perdidos del día, no quedaron anotados en la fila de la derecha del cuaderno. 
Esa noche en sueños visitó a Ramón, el cineasta engreído, para reclamarle tantos platos exóticos y suspiros desperdiciados. Pasó por el trabajo de Ismael, pero para variar no había llegado, le dejó una nota: Que bueno que ya no te espero, jodido! Javier y José estaban divagando juntos en el sueño, les estampó un yogur en la cara a cada uno.
Por la mañana se sentía renovada, y sintió la necesidad de hablarle a Yolanda para decirle como odiaba perderse todos los trailers cuando iban al cine y que esa tarde no la esperaría ni un minuto para ir a la playa. En el trabajo, interrumpió con naturalidad y precisión la cotidiana  llamada violenta de su jefe, argumentando su inoportunidad, comentario que su jefe tomó como muy acertado y pidió disculpas. Al salir de la sala de juntas, en vez de contar los minutos que el editor tardaría en rozarla, le estampó una bofetada mientras éste le agarraba las nalgas.
Ahora Eric, su flamante amante, le agradece su sinceridad cuando le reclama su tardanza en el baño y en otras íntimas situaciones. Yolanda ya no se hace esperar tanto, sabe que a ella le molesta hacerlo. Ya no lleva la cuenta del tiempo que hace  que es más impuntual,  más natural, y sí, menos paciente. 

Texto de la presentación:  7 virtudes no capitales. (La paciencia)