Esperando el domingo

Madrugada de sábado en esta parte del planeta. Después de una rica y no menos cara cena en la playa en la Costa Brava catalana, me dispongo a cumplir con gusto y ganas con la tarea de compartir opniones sobre este mundo que nos rodea. Mundo absurdo donde se pagan burradas para asistir al funeral de un cantante perdido en el implacable showbissnes de los excesos, que llenan una vida de vacio. Mundo solidario donde se unen gritos y se exigen merecidas respuestas en todo un país, este México grande de gente valiente, decidida a cambiar lo injusto, lo inmoral, lo violento.
Mundo en elecciones, mundo en vacaciones, mundo de perversiones, mundo de ambiciones.
También mundo de mundanal tranquilidad momentánea dónde el disfrutar el rumor de las olas, las hojas de un libro, la sonrisa de un amigo, es valorado y practicado.
Ya casi voy de salida de mi jet lag y de entrada a un domingo de paella, con sofrito de cebolla y tomate, como sólo lo prepara mi mami, como todas esas ricas comidas de reencuentros, con sazón de añoranzas y esperanzas.
Domingo de votos para caminar hacia un cambio, para decir no a la inpunidad, no a la falta de honestidad.
Me despido de este sábado con un nuevo cuento de Eva Luna que espera en mi almohada, una relectura que me abre la puerta a un mágico sueño, donde casi todo es posible como en la vida real. Por cierto, ¿Ya los leyeron?