miércoles, 15 de julio de 2009

LOS AMISH UNA SOCIEDAD DISTINTA


Detenidos en el tiempo e indiferentes a lo material, los Amish ocultan un gran misterio. Detrás de su simple forma de vida se esconde el secreto de la paz interior.
La comunidad Amish es una estricta secta religiosa que cree en el Nuevo Testamento, el pacifismo y una vida sencilla. Son un grupo protestante norteamericano del origen de Mennonite. Los Amish viven y trabajan en fincas de sus propias comunidades, mantenido una manera de la vida agrícola distintiva y conservadora a pesar de las influencias de la sociedad industrial moderna.
Viven en 22 asentamientos en EE.UU. y en Ontario, Canadá. Entre sus principios está no usar gas, electricidad, agua corriente ni con ninguna clase de artefactos modernos (teléfono, radio, TV.) Hablan tres idiomas: un dialécto del alemán, alemán culto e inglés.
La cocina es el centro del hogar, es donde se reúne la familia y donde pasan las cosas más importantes. Las casas normalmente son de madera y están adornadas con plantas, alfarerías o telas y jardines que parecen de cuentos. Debido a su respeto por las citas bíblicas, no tienen ningún tipo de imágenes en las casas. Y esta costumbre se aplica también a las fotos. No usan cámaras y en todo momento evitan ser fotografiados.
Sus niños van a las escuelas primarias para aprender a leer y comprender matemáticas. Los niños entre 14 y 16 años tienen que estudiar la biblia y aprender a trabajar en las fincas. Ellos creen que mandar a sus niños a la escuela secundaria interferirá con su religión.
Se caracterizan por tener barba larga sin bigote y sombrero de paja. Al casarse dejan de afeitarse la barba para demostrar que son hombres de familia. Los hombres visten siempre pantalones, chaqueta negra, camisa azul, gris o blanca con zapatos negros y sombrero de paja que se sacan sólo adentro de sus casas.
Las mujeres hacen la ropa de los hombres, sus propios vestidos y los de sus hijos, además de todos los enseres del hogar. Lo único que no hacen es el traje de domingo de los hombres. De eso se encarga un sastre profesional. Las mujeres solo tienen cuatro vestidos (uno para el domingo, uno para salir, dos para trabajar), un delantal negro, una capelina atando el pelo, que nunca cortan, y zapatos negros. A la granja van descalzas. Las mujeres muestran su estado civil usando un pañuelo negro en la cabeza si son casadas y blanco si son solteras.
Cuando una pareja se casa, recibe de la familia del novio la granja, y de la familia de la novia, el ganado y los muebles. La filosofía de los Amish predica la utilización de lo necesario, solo lo que precisa una familia, el culto a la humildad.
Utilizan caballos y sistemas anticuados para trabajar la tierra y sus campos. Su sentido de solidaridad los hace ser mas productivos.
Son personas simples, transparentes, pacíficos, agradables y solidarios llevan adelante sus vidas sin las "comodidades modernas".
Sus miradas reflejan la felicidad y la paz de vivir en una sociedad así.


NOTA: ¿Sera esa la clave de la felicidad? ¿Estaremos mal el resto del mundo moderno? Ud que piensa?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Durante una clase de inglés vimos y analizamos a estas personas y llegamos a la conclusión de que cada quien tiene la felicidad a la que está acostumbrado o cree que es la felicidad. Es decir, esta vida que ellos tienen es lo mejor para ellos porque es todo lo que han visto, pero estoy segura que si alguna de nosotras nos insertaran de repente por allá y alguien de por allá se viniera para acá, sería algo así como el acabose.
En lo personal se me hizo un poco egoísta porque, el avance en la tecnología, aunque haya traído cosas malas, también ha traído cosas buenas, sobre todo en lo que a materia de salud se refiere. No recibirlos sólo porque has decidido que tú y toda tu decendencia vivirán de una forma primitiva se me hace algo increíble. Ha de ser lo que no entiendo de las religiones en general.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario Czarina, creo tienes razon

Karina dijo...

Muy interesante. Algo en la vida de las comunidades separadas me fascina. Por allí escribo algo sobre eso, así que luego les compartiré. Pero me quedé pensando que para alejarnos de lo caótico del mundo podemos decidir que un conjunto de reglas y normas valen para nosotros, dan sentido a nuestra existencia, a veces no necesariamente las que nos impusieron la sociedad en que crecimos. Yo creo en las reglas que llevan a ser más conciente y no propiamente más tranquilo o más feliz. Las sociedades que se oponen a la libertad del ser humano, en nombre de lo que sea, finalmente acaban pagando su precio, pues la naturaleza humana es así, lo que reprimes, brota de mala manera. Creo que estas sociedades tienen cosas muy bellas y puras como al nuestra, y como en la nuestra también llegan albergar lo peor, como ocurrió recientemente en las violaciones en una comunidad menonita boliviana. Siempre están las dos caras de la moneda. Gracias por compartirlo.