martes, 1 de junio de 2010

Picada mortal, El Cigala


Negro, como sus lágrimas, llegó Diego El Cigala al escenario principal de las Fiestas del Pitic de Hermosillo, este pasado sábado 29.

Oro en los dedos y en la voz, austeridad en la presentación, profundidad en la mirada, apareció puntual para asestarnos el aguijón. Se clavó con fuerza su pasión y sabiduría musical. A los desprevenidos los zarandeó hasta inmovilizarlos y llevarlos a sus pies. A los supuestamente dispuestos, nos agarró por el cuello y con el corazón en su mano, vibramos, suspiramos y porqué no, derramamos también alguna lágrima, aunque no fuera negra.


Me hizo recordar, que a veces se me olvida que te olvidé... y eso que a mi no se me olvida ná...; que sufro la inmensa pena de tu extravío, que siento el dolor profundo de tu partida; que tu me quieres dejar y yo no quiero sufrir, contigo me voy mi niño, aunque me cueste morir...


Dos horas de pureza gitana, de tradición flamenca reinventada, bailando al son de viejos boleros que convencieron, a mi por lo menos una vez más, ésta sin Bebo al piano, se extrañó, pero ante tanta austeridad, se agradece que este maestro de maestros, haya sido invitado para cantar en el desierto.


Andavan por ahí?

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