jueves, 17 de junio de 2010

Esta Tula, también prende candela


Lo que más le gusta es recibir a conocidos y extraños con uno de sus muchos juguetes. Su preferido por un tiempo, fue un zorrito pirata con cara de haber vivido pocos abordajes hasta conocerla y pasearse en su boca, por lugares conocidos y sendas extrañas. Ahora también pasea un gusano multicolor, una cuerda callejera , una copia de ella misma de peluche o un muñeco amarillo con un solo ojo.
Desde hace poco, intenta aunque sea a mordiscos, la lectura de cuentos y novelas de una repisa a su medida, imagino que siguiendo con su afán de conquistar y enamorar a familia y amigos, contando historias leídas o mejor dicho mordidas.

Apareció inesperadamente desde el abandono, en el estacionamiento de una plaza comercial. Como todo lo inesperado causó desconcierto y dudas, pero prendió la candela de nuestros corazones, arrasando con su mirada, su fuerza, su sonrisa agradecida y su nobleza.

La Tula ha llegado para abrirnos puertas, para enseñarnos de paciencias, bondades, nuevas amistades perrunas y humanas.

Esa morena de ojos penetrantes crece sin parar, se parece cada día más a su papá humano, oscuro, noble, profundo, sincero. Aprenden juntos, ella a la sombra de las firmes y amorosas indicaciones de él, que se ha convertido en padre y macho alfa de la manada.

Yo aprendo de los dos en cada oportunidad que se presenta, los acompaño en caminatas en el caliente y rojo atardecer, los quiero como son, con sus instintos y sus aprendizajes, que a veces provocan enojo, con el desorden que ponen en mi vida, con todo el cariño que piden, con todo ese afecto que dan.

Gracias Tula, por estar ahí, por dejar que te veamos crecer, por enseñarnos cada día a ser más nobles, más leales, más sinceros.



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