NI MODO

Hay que seguir, Ni Modo, no hay que dejarse, Ni Modo, no hay que rendirse, Ni Modo, se puede. Aunque esta expresión se utilize sobre todo para la resignación, creo que debemos darle un giro y que sea definción de actuación, de revelación, de cambio ante las inclemencias de la vida, desde las anecdóticas a las trascendetales.
Mi tierra de adopción, Sonora y en concreto mi ciudad Hermosillo, está en ebullición de impotencia, de coraje, de disgusto, aunque también debe estarlo de reflexión, de inconformidad, de búsqueda para encontrar respuestas, soluciones, responsabilidades y conciencias.
Yo voy a seguir un tiempo desde fuera, me voy un rato a mi tierra de nacimiento, Girona, una ciudad catalana en el noreste de España. El verano se presenta menos caluroso, pero igual de movido. Tenemos microbios, inseguridad, corrupción y también turistas que le temen al terrorismo, desgraciadamente no cesa.
Pero Ni Modo, voy a seguir paseándolos por una joya del románico en el Mediterràneo más abrupto, el monasterio de Sant Pere de Rodes, ahí les invito las noches de julio y agosto; Ni Modo, voy a seguir contando cuentos para fomentar la lectura, para despertar la imaginación, para que no se duerman los niños y tampoco se adormezcan los adultos; Ni Modo, voy a extrañar el desierto sonorense, los 40 grados diários, mis amigas de literatura, mis amigos en su encierro, mis inventos creativos, noches con mojito y cerveza, complicidades con Mugris mi gato, sonrisas y corajes norteños.
Pero Ni Modo yo regreso, aunque asalten mi ventana e interrumpan mi espacio, aunque los cambios se produzcan en contagotas, Ni Modo, hay que actuar, soñar, responzabilizarse, concienciarse.